El quinto año terminó hace unos pocos días y he aprobado todas las materias con buenas notas, por lo que no pueden quejarse. En casa hemos preparado una especie de cena a la que solamente asistirá Chris para celebrar el fin de otro curso, luego del cual ella se quedará a dormir como es costumbre. Mi madre nunca ha tenido problemas con eso, y si a ella la dejan quedarse debe ser porque sus padres tampoco se oponen.
Ella llega pasadas las nueve con su mochila celeste en la espalda y su almohada bajo el brazo. Sonriendo, se dirige apresuradamente a la cocina arrojando sus cosas por el suelo para tomar un poco de lo que mi madre está preparando. La cena transcurre normal, con risas y el vuelo de alguna cosa por la habitación. Lo inusual comienza cuando Chris se calla abruptamente y comienza a buscar algo en su mochila.
-¡Aquí está! Demian, esto es para ti.
Y la curiosidad es mucha cuando reconozco el cuaderno en el que ella hacía sus anotaciones constantemente y nunca me dejó leer. La observo unos segundos, confundido, antes de tomarlo. Al abrirlo en una página cualquiera, vaya sorpresa con lo que me encuentro.
-No estudiabas el comportamiento idiota de la gente, ¿cierto? -pregunté arqueando las cejas.
Chris soltó una carcajada que resonó en la habitación.
-¡Por supuesto que no! Es algo... más que eso.
FIN
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