sábado, 7 de enero de 2012

SIETE

Chris había tenido razón en eso de que no deberían haber tabús entre nosotros, al igual que no se equivocaba con Rose. Era una chica agradable, simpática, no demasiado inteligente pero lo suficiente como para sobresalir en el grupo de las chicas. No estamos saliendo ni nunca lo estuvimos. Simplemente... por más perfecta que sea, creo que no es para mi, ni yo el tipo de persona que pudiese gustarle.

El quinto año terminó hace unos pocos días y he aprobado todas las materias con buenas notas, por lo que no pueden quejarse. En casa hemos preparado una especie de cena a la que solamente asistirá Chris para celebrar el fin de otro curso, luego del cual ella se quedará a dormir como es costumbre. Mi madre nunca ha tenido problemas con eso, y si a ella la dejan quedarse debe ser porque sus padres tampoco se oponen.

Ella llega pasadas las nueve con su mochila celeste en la espalda y su almohada bajo el brazo. Sonriendo, se dirige apresuradamente a la cocina arrojando sus cosas por el suelo para tomar un poco de lo que mi madre está preparando. La cena transcurre normal, con risas y el vuelo de alguna cosa por la habitación. Lo inusual comienza cuando Chris se calla abruptamente y comienza a buscar algo en su mochila.

-¡Aquí está! Demian, esto es para ti.

Y la curiosidad es mucha cuando reconozco el cuaderno en el que ella hacía sus anotaciones constantemente y nunca me dejó leer. La observo unos segundos, confundido, antes de tomarlo. Al abrirlo en una página cualquiera, vaya sorpresa con lo que me encuentro.

-No estudiabas el comportamiento idiota de la gente, ¿cierto? -pregunté arqueando las cejas.

Chris soltó una carcajada que resonó en la habitación.

-¡Por supuesto que no! Es algo... más que eso.

FIN

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