sábado, 9 de junio de 2012

DOS

"[...] Martes: [...] Demian no ha venido a clases, le he mandado un mensaje pero no los ha contestado al igual que mis llamadas. Sé que no debí haberle gritado de esa forma ayer, pero estaba demasiado enojada por no sé que cosa y él, desde que nos conocemos, ha sido la única persona cercana en todos los sentidos. Le he dicho que lo siento, pero un mensaje de texto no me parece suficiente. [...]

Miércoles: [...] Demian ha faltado nuevamente a clases y nadie sabe el número de su casa. Sigo llamándole al móvil, pero tampoco contesta. ¿Tan enojado puede estar como para no responder a un mensaje? [...] Estoy preocupada ¿Y si le ha pasado algo? ¿Si está enfermo, se muere o algo? Soy la peor amiga en la historia, lo sé. [...] Sigo enviando mensajes pidiendo disculpas. [...]

Jueves: ¡Rose me ha conseguido el numero de la casa! Como delegada no esperaba menos de ella, la verdad que no se me había ocurrido pedir ayuda a nadie hasta que mi madre lo sugirió en la cena de ayer. Ella no es para nada cercana a Demian o a mi, por lo que supuse que no sabría nada. [...] Llamaré antes de que sea tarde...

He llamado a casa de Demian y me ha atendido la madre. Está enfermo, nada grave, pero contagioso. En un día o dos volvería a la normalidad, eso espera y yo también y ha agregado que pasa el día entero durmiendo salvo para lo más necesario, lo que explicaría por qué no ha respondido a mis mensajes, aunque no el por qué la casilla no se ha llenado aún... [...]

Viernes: [...] El día ha sido muy agotador sin él. Tarah y Sophie no han dejado de fastidiarme desde que notaron que Demian no está para protegerme. He tenido la mala suerte de que ha sido en la hora de política. A veces me dan tanta lástima por no tener una vida... [...] He llamado a su casa rato antes de la cena, pero nadie a contestado. No insistí ya que podría ser temprano para mi pero no para una persona enferma... El caso es que lo extraño. Se me hace una eternidad de la última vez que escuché su fastidiosa voz.

Sabado: [...] Está lloviendo. Nadie contesta aún. [...]

Domingo: [...] He comenzado a experimentar con los traductores y se me ha ido lo que me quedaba de crédito enviando "съжалявам". La reunión familiar no es lo mismo si no puedo quejarme con nadie. [...] Siguen sin contestar [...]

Jueves: [...] Hoy he visto a la madre de Demian en la escuela, hablando con el director. Cuando escuché su nombre no pude evitar detenerme y simular que arreglaba mi uniforme. [...] Ella habló de que podía concederle que faltase a la escuela unos días, pero no que descuidase sus clases. Al parecer estaba yendo a buscar las tareas todos los días... No me extraña no haberla reconocido, si no se parece en nada a Demian [...] A todo esto, no se como me siento. Sé que debería estar enojada porque me mintió, más bien, hizo que la madre me mintiera. Es triste... ¿Por qué huir de esa forma? ¿No sería más simple sólo enfrentarme, gritarme o golpearme? [...] Si su intención ha sido hacerme sentir culpable, lo ha logrado. [...]

Viernes: Tenía razón al pensar que el dormir me haría procesar los hechos, cuando desperté estaba furiosa, dispuesta a gritarle en su cara lo muy imbécil que era y golpearlo hasta que el sol saliera por el oeste. En la escuela he gritado a medio mundo y casi me gano una suspensión si no le hubiese mentido al director con que estaba en mis días. Adiós a mi coartada para salvarme de educación física una clase... [...] Casi no la vi, pero la madre de Demian estuvo ahí para recoger las tareas del día, y casi le grito todo lo que pensaba acerca de la actitud de su hijo, pero se me había ocurrido algo mejor. [...] La seguí hasta su casa.

Su casa quedaba a pocas cuadras y era zona transitada por mucha gente, así que prácticamente fui pegada a su espalda, lo que fue de mucha suerte, sino no hubiese escuchado su conversación telefónica. Hablaba con una mujer, de la cual no pude retener su nombre, sobre Demian. No era ninguna enfermedad contagiosa lo que él tenía, sino depresión. Ella estaba preocupada por él y estaba pensando en llevarlo a un psicólogo. Había sido progresivo, al principio había dejado de comer y luego entro en estado catatónico por unos días. Al principio habían creído que se trataba de un berrinche o que alguna chica le había rechazado, así que lo dejaron estar, pero luego se puso peor. Me di la vuelta antes de que entrara en la casa y pudiese verme, todavía pensando sobre lo que había escuchado.

[...] El enojo desapareció por completo desde ese momento, ahora sólo estoy triste. Triste porque mi mejor amigo se encuentra mal y no me quiere cerca, triste porque ya casi olvido que yo soy la responsable de su tristeza. [...]

Tal vez envíe un último mensaje antes de dormir. Uno que diga cuanto lo extraño en vez de uno que diga cuanto lo siento. Ya he pedido mis disculpas y no puedo sentirlo más...

Lunes: ¡Ha vuelto! He tenido que revisar el calendario porque en cuanto lo he visto me ha parecido como si hubiesen pasado años en lugar de días. Le he dado un gran abrazo y no lo solté en todo el día. No me han gustado para nada sus ojeras ni la pinta de zombie que tiene, pero ya pensaré en algo. Mientras tanto he actuado como si me hubiese creído lo de la enfermedad contagiosa suya, eso parece aliviarlo, y me ha dicho que se le ha perdido el móvil, aunque ya me esperaba una mentira como esa... [...] No prometeré que no volveré a enojarme, ni a gritarle, ni a insultarle, ni nada de eso. Pero sí prometo que voy a estar a su lado mientras pueda y él me necesite, aún contra su voluntad. Después de todo... para eso son los amigos [...]"

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